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A medida que las organizaciones aplican nuevos modelos de negocios y se vuelcan más hacia las estrategias digitales, los datos aparecen con más disponibilidad y en grandes cantidades. La manipulación de esos datos es crítica: creemos contar con información, pero, ¿qué tantos de esos indicadores realmente tienen valor? ¿cómo los leemos? ¿qué decisiones podemos tomar en base a ellos?

La cultura data-driven implica un cambio de conciencia con respecto al manejo de la información, y un giro hacia una toma constante de decisiones basadas en lo que aprendemos de esta última. 

El objetivo principal de adoptar una cultura data-driven, entonces, viene a ser el de recolectar, procesar y mostrar los datos de manera que ayuden a tomar decisiones fundamentadas, midiendo constantemente y con un foco puesto en la mejora de indicadores y/o resultados.

¿Cómo construir una cultura data-driven?

Etapa 1: Planificación 

Cuando nos acercamos a organizaciones que quieren implementar servicios de analytics, “hay 5 preguntas que ayudan a planificar”:

  1. ¿Cuáles son los objetivos? 

Delineamos juntos las metas realizando entrevistas.”

  1. ¿Quiénes son los stakeholders?

Nuestro trabajo consiste en identificarlos, escucharlos y ayudarlos a alinear sus necesidades.

  1. ¿Qué necesidad de información tienen?

En este momento solemos encontrarnos con dos posibles contextos:

  1. Necesitan información y para acceder a ella, requieren implementar cambios técnicos, inversión de tiempo y capacidades.
  2. Tienen todos los datos, pero no están situados en el escenario data-driven y  no pueden sacar conclusiones útiles. Es decir que solo cuentan con un panel de indicadores, pero hace falta una cultura para poder tomar decisiones. No hay información, sino datos sueltos, sin estrategia ni planificación.
  1. ¿Qué decisiones necesitan tomar? 
    1. ¿Existen temas latentes por resolver? 
    2. ¿Qué trabajo hay que hacer para llegar a contar con la información necesaria?
  2. ¿Qué acciones se necesitan llevar a cabo y con qué frecuencia? 
    1. ¿Qué quieren impulsar en la organización? ¿Se trata de cuestiones de una sola vez o de cambios permanentes? ¿Existe una planificación?

Las respuestas no llegan siempre en una primera instancia. Es necesario que el equipo de BI se involucre por completo en la cultura organizacional para poder acompañar el proceso. 

“Nuestra filosofía, es estar muy cerca del stakeholder, escucharlo e ir realizando iteraciones para poder profundizar sobre cada punto. A veces ya se tiene una rutina data-driven  y no se la reconoce como tal. Estar cerca paso a paso nos permite definir en conjunto, una estrategia data-driven”.

Etapa 2: iteraciones colaborativas

Una vez que superamos la etapa de planificación, viene el momento de implementar. Ya entendimos los objetivos y las necesidades, definimos kpis y contamos con requerimientos claros de negocio. Es hora de poner manos a la obra:

1 – Creamos una estrategia de medición en base a los objetivos previamente definidos.

2 – Implementamos la parte técnica del proceso de recolección de datos, trabajando con diferentes frameworks.

3 – Revelamos la información a través de dashboards y reportes previamente diseñados de manera personalizada y teniendo en cuenta UX (la usabilidad para quienes van a manipular esos datos).

4 – Logramos la generación del conocimiento. Como resultado nos llevamos conclusiones tangibles, empíricas, que aportan valor para la toma de decisiones.

4 consejos para una cultura data-driven efectiva

Muchas veces, como frente a todo cambio cultural, el escepticismo y el desconocimiento generan que nos encontremos con un “no” como respuesta en primera instancia. Pero si planificamos y seguimos los pasos anteriormente planteados, si hacemos formar parte a los stakeholders y los entregables suman valor  a la hora de tomar decisiones; el proceso se da de manera orgánica y mucho más simple. En ese sentido y para que el cambio cultural sea más efectivo, podemos seguir los siguientes consejos:

  1. No tomar como referencia a la totalidad de los datos. Los indicadores que seleccionemos deben ser:
    1. Accesibles y fáciles de actualizar (indicadores)
    2. Específicos y confiables.
    3. Accionables, útiles para tomar decisiones, flexibles y evolutivos.
  2. Involucrar constantemente a los stakeholders.
  3. No usar cálculos demasiado complejos, ni kpis mágicos. Todos debemos entender como se calculan los indicadores.
  4. Mantener la continuidad del trabajo (hacer iteraciones lo más cortas posibles).

Cultura data-driven: “ver para creer”

Como contábamos antes, hay empresas más permeables a este tipo de cambios y otras que no tanto. Lo que nos ayuda a lograr un buen resultado son las herramientas de analytics, que consiguen que se genere conocimiento con datos cuantificables, reales, medibles, y que todos en la organización se sientan identificados. No se trata de algo subjetivo, sino mucho más objetivo, lo que facilita que se adopte más fácil el cambio cultural. 

Cuando las organizaciones tienen sus datos aislados, separados de la estrategia de negocio, la toma de decisiones podría fallar. Los datos y los reportes por sí mismos no cambian a una organización. Son las personas que toman las decisiones basadas en datos las que logran el verdadero cambio hacia una organización data-driven.